Antes de ver cada uno de los territorios que el Imperio Español dominó, quédate con este dato: El Imperio Español alcanzó los 20 millones de kilómetros cuadrados a finales del siglo XVIII. Sí, sí, como lo oyes, 20 millones de kilómetros cuadrados, o lo que es lo mismo, un tercio de la superficie terrestre. Y lo cierto es que descubrir, conquistar y mantener semejante expansión territorial no fue precisamente “peccata minuta”. Tal extensión fue posible gracias a una serie de factores, como la superioridad militar española, el apoyo de la Iglesia católica y el deseo de expansión de los españoles. El dominio español abarcaba territorios en cuatro continentes: Europa, América, África y Asia.
Los territorios del Imperio español en Europa abarcaban una amplia gama de regiones, desde los Países Bajos hasta Nápoles, pasando por Italia, Cerdeña, Sicilia y Malta. Estos territorios eran muy diversos, tanto en términos geográficos como culturales.
Los Países Bajos españoles eran una de las regiones más ricas y prósperas del Imperio. Estaban formados por los actuales Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo y partes de Francia y Alemania. Eran un importante centro de comercio y finanzas, y también una fuente importante de ingresos para la Corona española.
Italia era otra región importante del Imperio español. Estaba formada por los actuales estados de Italia, así como por Cerdeña, Sicilia y Malta. Italia era un centro de cultura y arte, y también era un importante centro religioso. Nápoles era un reino autónomo dentro del Imperio español. Estaba formado por los actuales estados de Italia del sur, así como por Cerdeña y Sicilia. Era un importante centro comercial y militar.
Todos los territorios bajo dominio español en Europa jugaron un papel importante en la historia de España. Fueron una fuente importante de riqueza y poder para la Corona española, y también contribuyeron a la difusión de la cultura española por Europa.
El imperialismo español en América fue un vasto mosaico de culturas, lenguas y paisajes. Desde el suroeste de los Estados Unidos hasta el sur de Chile, los territorios españoles abarcaban una gran parte del continente.
Estos territorios se dividieron en cuatro virreinatos: Nueva España, Perú, Nueva Granada y Río de la Plata. Cada virreinato era gobernado por un virrey, que era un representante directo de la Corona española. Los territorios españoles en América eran una fuente importante de riqueza y poder para España. La explotación de los recursos naturales, como el oro y la plata, ayudó a financiar el desarrollo de España. Además, los territorios americanos proporcionaron a España una gran cantidad de nuevos alimentos y materiales, muy útiles para el comercio con Europa.
Los virreinatos españoles también tuvieron un impacto significativo en las culturas indígenas de América. Los españoles introdujeron nuevas religiones, lenguas y costumbres, que se mezclaron con las culturas indígenas para crear nuevas formas de vida.
El dominio español en América llegó a su fin en el siglo XIX, cuando los territorios americanos se independizaron de España. Sin embargo, el legado de la cultura española sigue siendo visible en América, en la forma de la lengua española, la cultura católica y la arquitectura colonial.
Hay que aclarar que inicialmente se dividió en dos virreinatos: el de Nueva España y el del Perú, pero en el siglo XVI, España descubrió y se asentó en varios archipiélagos del Pacífico. Estos territorios se incorporaron al imperio como las Indias orientales españolas, que estaban formadas por las Filipinas, las Marianas y las Carolinas. Las Indias orientales españolas estaban bajo la jurisdicción del Virreinato de Nueva España.
Más tarde, el Virreinato del Perú se dividió en dos: el de Nueva Granada y el del Perú. Finalmente, se creó el Virreinato del Río de la Plata.
Lo cierto es que en África hubo una presencia relativamente menor en comparación con sus territorios en América y Asia. Sin embargo, España estableció una serie de colonias y protectorados en el continente, que abarcaban varias regiones.
En el norte de África, España estableció plazas de soberanía en las costas de Marruecos, Ceuta, Melilla y el Peñón de Vélez de la Gomera. Estas plazas eran importantes bases militares y comerciales para España. En el oeste, estableció colonias en Guinea Ecuatorial, Fernando Poo y Río Muni. Estas colonias eran una fuente importante de recursos naturales, como el cacao y el café. En el sur estableció un protectorado en el Sahara Occidental. Con este protectorado, el Imperio tuvo la ocasión de controlar el acceso al Atlántico y al Mediterráneo.
Suponemos que después de todo lo que te hemos contado, ya te vas haciendo a una idea de la inmensidad de los dominios españoles en la época imperial, pero por si acaso, aquí te dejamos un mapa del imperio español comparado con un mapa del Imperio Británico y del Imperio Mongol.
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